El mercado de las energías, concretamente el de la energía eléctrica, está sufriendo actualmente en España cambios en su legislación que afectan directamente al precio y a la factura final de cada periodo. Debido a esta fluctuación y a los intereses económicos que parecen existir en torno a esta energía no es mala idea plantearse un cambio y contratar otra energía más barata para la cocina, la calefacción o el agua caliente. Instalar una caldera de gas con una empresa especializada para tener un suministro estable, constante y sin variaciones indeseadas en el precio es una de las opciones más recomendables. De esta forma se reduce considerablemente la exposición a una energía muy susceptible de variaciones y movimientos, seguramente más al alza que a la baja, como es la eléctrica.
Al contratar el alta del gas natural hay que comprobar que los instaladores están autorizados y homologados como profesionales aptos para realizar instalaciones de esta clase. No es suficiente con que afirmen serlo, cosa que, evidentemente, todo el mundo va a decir que sí está autorizado cuando se le pregunte. La forma de constatarlo es pedir el certificado en regla expedido por la distribuidora de gas correspondiente; en Madrid es Gas Natural Distribución SDG. De esta forma se pueden ahorrar muchas situaciones incómodas, malas instalaciones o defectuosas que puedan perjudicar a los usuarios finales.
Tipos de calderas de gas
Aunque lo parezca, no solamente con elegir el gas como fuente de energía es suficiente para tener el agua caliente sanitaria y la calefacción. Dependiendo de las necesidades de cada persona o familia, ha de elegirse un tipo de caldera de gas u otra.
Antes de elegir una caldera lo primero es constatar que es de una marca con cierto recorrido empresarial y que responderá efectivamente ante situaciones de ejecución de garantía o, simplemente, de suministro de repuestos. Un problema grave que puede suceder es tener que cambiar de caldera porque algún repuesto no esté disponible. Buscando en Internet se puede obtener información y valoraciones rápidamente sobre varias marcas que venden calderas.
Normalmente la disyuntiva se encontrará entre elegir una caldera estanca o una caldera de condensación. Las calderas de condensación son más eficientes que las estancas, porque aprovechan el calor generado durante la combustión para calentar el agua. Como resultado se obtiene agua procedente de la condensación producida por el cambio de temperatura. El resultado es un mayor ahorro energético y una menor reducción de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.
Las calderas estancas son recomendables para calentar radiadores a altas temperaturas. La principal diferencia con respecto a las calderas de condensación es que aquellas tienen un doble tubo, uno por el que toman aire y otro por el que expulsan los gases generados con la combustión del gas.
Una vez elegido el tipo de caldera solo quedará la selección de la potencia. Orientativamente se pueden utilizar los siguientes datos:
Para una vivienda de unos 120 metros cuadrados, calentando el baño y la cocina, serían precisos 25 kilovatios.
Para 185 metros cuadrados, con las mismas condiciones que la anterior propuesta, 30 kilovatios.
Para 250 metros cuadrados, 2 baños, un aseo y la cocina: 35 kilovatios.
Para necesidades mayores, habría que elegir una caldera de acumulación, que tiene, habitualmente, un depósito de entre 20 y 60 litros que permite un suministro constante y sin interrupciones de agua caliente.