Consejos para ahorrar en la factura de la luz en verano

Lo de la factura de la luz es una locura, cada día pagamos más. Tanto que según la organización de consumidores Facua en el mes de junio esta aumento un 9,6 por ciento con respecto al mes anterior. Y es que aunque a comienzos de año parecía que el precio bajaba por el mayor peso de las energías renovables, la cierto es que ha sido un espejismo y ha continuado la tendencia alcista hasta situarse en junio en 66,37 euros (impuestos indirectos incluidos), frente a los 60,53 euros de mayo. Es más, según explica esta organización de consumidores, aunque el recibo continúa por debajo de los 76,81 euros de diciembre, lo ocurrido en los cuatro primeros meses del año “no compensa la gran subida que se produjo durante la legislatura 2012-2015”, del 16,2 por ciento, equivalente a 500 euros acumulados para el usuario medio. Yo cada vez que veo una de estas facturas en casa no hago más que enfadarme y este verano he decidido comenzar mi guerra impulsando el ahorro y destinando ese dinero que no me gaste en luz en mí. Ya sé incluso qué voy a hacer con él: comprarme un precioso reloj que vi en la página web de Only Silver hace meses y que no me atreví a adquirir porque no tenía más que gastos en facturas.

Pues bien, aquí van mis consejos para ahorrar en la factura ahora que es verano y continuar con esta tendencia cuando se pase la época estival.

  • Al ser verano, todos tiramos más de los aparatos de aire acondicionado, especialmente en zonas que tienden a ser un completo horno, como Madrid, donde a diferencia de lo que ocurre en otras ciudades no suele refrescar por las noches, por lo que a veces hay que tirar de estos electrodomésticos casi durante todo el día. Es por esto que debemos ser muy cuidadosos en el consumo. Bajar la temperatura de la casa en un grado nada más supone aproximadamente una subida de un 10 por ciento en el consumo. Lo ideal es que estén alrededor de los 25 grados y se enciendan unas dos horas antes de ser usados para que luego gasten menos, así como debemos vaciar también con frecuencia el agua procedente de la condensación.
  • Siguiendo con esto, debemos pensar justamente al contrario con la calefacción en invierno. Subir la temperatura de la casa en un grado viene a suponer otro diez por ciento de gasto añadido. Lo mejor es contar con un termostato con el que programa la temperatura en función de nuestras necesidades, de si estamos o no en casa a determinadas horas, si la podemos encender un poquito antes de llegar nosotros del trabajo, etc.
  • En verano podemos usar las cortinas para dejar pasar la luz sin que nos dé directamente el sol en las estancias, de forma que tengamos luz natural durante el día y no haga falta usar lámparas ni encender las bombillas. Además, el uso de led o bombillas de bajo consumo nos puede ayudar a ahorrar en gran medida, así como el distribuir bien los puntos de luz en la casa, de forma que sean más eficientes. Según la estancia de la casa la distribución de la luz puede cambiar. Así como en la cocina es importante iluminar especialmente las zonas de trabajo, en el baño es posible utilizar la reflexión de la luz que hace el espejo para poner menos puntos de luz.
  • En cuanto a los electrodomésticos, tenemos que pensar que suponen un gran gasto fijo en la factura de la luz todos los meses, por lo que es importante ya a la hora de comprarlos fijarnos en qué tipo de calificación energética tienen, prefiriendo invertir un poco más en la compra y que luego sean más rentables en cuanto a consumo a la larga. Por ejemplo, solamente la nevera puede llevarse un 15 por ciento de lo que significa la factura de la luz, así que conviene comprar una acorde con las necesidades de cada casa en cuanto a tamaño y no pasarnos al querer que enfríe más de lo debido, porque esto lo pagamos también. Debemos, eso sí, separarla de los espacios más calientes, como es el caso del horno, al que es conveniente no abrirle la puerta como hacemos constantemente para mirar cómo se están haciendo las comidas porque en ese momento pierde un 20 por ciento de la energía acumulada. Asimismo, de los demás electrodomésticos conviene también hacer un uso responsable, como sucede con la lavadora y el lavavajillas. Si los ponemos a funcionar cuando están llenos, el gasto será mucho menor que si los encendemos un par de veces a mitad de carga.

En definitiva, pequeños gestos que nos pueden ayudar a que a final de año notemos un gran ahorro en la factura de la luz.

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