Las plagas son molestas, insalubres e incomodas para quien las sufre. En muchas ocasiones, las sufre una parte de la sociedad en conjunto, puesto que afecta a una comunidad, local abierto al público o entornos naturales. Nada está exento de poder sufrir una plaga. Pero ¿sabemos de qué va eso del control de plagas? Lo hemos escuchado en más de una ocasión, eso seguro. Es más que probable que en alguna ocasión algunos hayan tenido que recurrir a este servicio esencial. Sin embargo, para una inmensa mayoría, el control de plagas es algo conocido solo por el nombre. Por esa razón vamos a hablar en este artículo al respecto de lo que es un control de plagas.
Como decimos, en algún momento hemos oído estas palabras o las escucharemos. Puede ser porque la vecina tiene una infestación de hormigas o cucarachas en la cocina, el bar de abajo cuente con un ejército de las mismas en su despensa o los insectos hayan terminado con una cosecha. Cualquiera de estas situaciones se produce más veces de lo que tendemos a pensar. Del mismo modo que hemos escuchado en alguna ocasión que las ratas invaden las alcantarillas y osan pasearse por los contenedores. Cuando se produce alguno de estos hechos, estamos ante un problema que se resuelve, afortunadamente, gracias al control de plagas y el servicio que estos profesionales ofrecen.
Desde Control Plag Sanidad Ambiental, nos cuentan cómo se ocupan de resolver estos problemas causados por organismos capaces de perjudicar ya afectar a la salud o el ecosistema, entre otros aspectos. Así como nos cuentan algunos aspectos que no deben realizarse ante una plaga o para evitarla. Como sucede con todo lo negativo, lo mejor es evitar que se produzca el hecho, por lo tanto, más vale prevenir.
Pero ¿Qué es una plaga?
La definición formal de plaga no es otra que “una colonia de organismos animales o vegetales que ataca y destruye cultivos y plantas”. Otra de sus acepciones alega que se trata de “un daño o desgracia que afecta a gran parte de una población y causa perjuicio grave”. Por lo tanto, el control de plagas es quien se encarga de que todos esos organismos indeseados no interfieran en tal grado con la actividad humana, llegando a destruir cultivos, dañar la propiedad o complicar nuestra existencia sobre manera. Nada como sufrir la intromisión de una plaga para entender en que consiste.
Dentro del inquietante mundo de las plagas, las más habituales y comunes son las que provocan los insectos. Entre estos, destacan las plagas de termitas y la carcoma, las cucarachas, las hormigas, las pulgas, la procesionaria del pino e incluso, los mosquitos. Todas ellas, estacionales y muy pero que muy invasivas, llegando en algunos casos a ser muy peligrosas para la salud.
Independientemente del tipo de insecto o animal del que se trate, cualquier organismo que se reproduzca de forma descontrolada hasta el punto de ocasionar daños, se considera como una plaga. Un ejemplo es la infinidad de cotorras que había en los parques hace unos años. Sin causar males mayores, lo cierto es que se trataba de un exceso de población de psitácidas procedente de otro entorno.
Llegado el caso de tener que recurrir al control de plagas, hay que saber que para que este sea eficaz, es necesario que tenga los conocimientos adecuados y lo más completos posible, sobre la plaga a erradicar, así como sus hábitos. Por lo tanto, el primer paso a dar, consiste en identificar adecuadamente el organismo que produce la plaga y realizar un diagnóstico sobre su origen, sus refugios y los métodos que pueden resultar más efectivos para abolirlos. Una vez que se tiene conocimiento del problema al que se enfrenta el control de plagas, evalúan las diferentes estrategias que pueden ser llevadas a cabo, con la finalidad de controlar o erradicar la plaga.
Finalmente, es conveniente realizar un seguimiento y control a posteriori, sobre los métodos aplicados y las consecuencias o resultados de los mismos. Existen tres procedimientos clave en lo que al control de plagas respecta. El cual se denomina en conjunto como DDD: Desinfección, desinsectación y desratización. Sobre ellos, volveremos más adelante. Ahora vamos a hablar sobre aquello que no se debe hacer en el control de plagas.
En primer lugar, lo ideal es y sería, prevenir. La prevención de las plagas puede hacerse mediante la eliminación de las fuentes de comida, agua y refugio de las plagas y consultando los consejos que ayuden en la prevención.
Por otro lado, conviene utilizar los pesticidas de forma correcta y segura. Cebos como primera línea de defensa química contra insectos y roedores. Otros productos químicos, deben utilizarse exclusivamente en grietas y hendiduras y no ser rociados. Los nebulizadores, deben utilizarse solo en caso de estricta necesidad.
Por supuesto, hay que leer y seguir al pie de la letra las instrucciones y advertencias de seguridad de la etiqueta del pesticida en cuestión. Utilizar productos que ya estén listos y preparados para su uso siempre que sea posible. En el caso de tener que recurrir a los profesionales, asegurarse de que encuentren y corrijan en problema evitando la aplicación de pesticidas en la medida de lo posible.
La aplicación de sustancias químicas aprobadas para uso doméstico son las únicas recomendadas a tal fin. Nada de utilizar otras sustancias que pueden resultar toxicas y nocivas sin asesoramiento previo. Aparte de estas recomendaciones básicas, bajo ningún concepto deben utilizarse sustancias químicas para exterior en interior. Tampoco debe asumirse que utilizar mayor cantidad de producto será mejor, puesto que puede resultar peligroso para la salud. Así mismo, no hay que transferir pesticidas de un envase a otro, ni mezclarlos o añadir la cantidad de agua necesaria si procede. Nunca hay que utilizar los envases de pesticidas para otro fin, siempre deben desecharse.
Siguiendo estas pautas, se eliminan los posibles riesgos añadidos a los productos químicos utilizados para eliminar y erradicar plagas, por lo que es muy conveniente, tenerlas en cuenta en todo momento.
Las tres D del control de plagas
Retomando el trabajo de control de plagas y la manera en que se realiza, ya hemos comentado que se trata de tres procedimientos clave que deben seguirse o llevarse a cabo, para que el trabajo sea un éxito.
La primera de las D, hace referencia a la desinfección. Esto es el proceso químico o físico mediante el que se lleva a cabo una limpieza de la superficie o lugar donde se encuentra la plaga. Supone la destrucción de los microorganismos patógenos que puedan existir en el lugar. Es fundamental que todos aquellos espacios que son frecuentados por humanos y animales, como colegios, hospitales, la industria alimentaria o los medios de transporte, sean desinfectados de forma habitual.
En cuanto a la segunda D, la desinsectación, se refiere al control y eliminación de todo tipo de insectos que puedan ser considerados como plaga o desembocar en ella. Las plagas más comunes son las ya citadas: hormigas, arañas, insectos como el mosquito…
Por último, la D de desratización o desrodentización que tiene como objetivo principal, eliminar a cualquier tipo de roedor. Esta técnica en particular, puede realizarse mediante dos variantes diferentes: la desratización pasiva o la activa. La primera, consiste en aplicar diversos procedimientos desarrollados para impedir que los roedores invadan los locales o casas y se propaguen de forma descontrolada. En cuanto a la desratización activa, consiste en combatir con métodos ofensivos, químicos y biológicos a aquellas poblaciones de roedores que resultan invasivas e insalubres.
A parte de las tres D, existe otro método de control de plagas, conocido como fumigación. Se trata de un de los métodos más efectivos para eliminar las invasiones de insectos, aves o microbios. Su aplicación se basa en el uso de productos fumigantes que son agentes químicos que, con la temperatura y presión normal, se encuentran en forma gaseosa. Su uso es generalmente en la industria alimentaria, para los tratamientos ambientales, de la madera o el control de los topos en praderas o jardines.
En conclusión, podemos decir que el manejo o control de plagas, no es otra cosa que la regulación o control de una especie que se define como plaga. Lo que viene a ser cualquier animal, planta u hongo que afecta de forma negativa a la mayor plaga del planeta: el ser humano. Así somos los humanos, lo que nos molesta nos lo quitamos de en medio sin contemplar siquiera que a lo mejor, el problema es el ser humano en sí. Incisos aparte, ante estas plagas que afectan de forma negativa a los humanos, la respuesta que se da, varía en función de la importancia y gravedad del daño ocasionado. Desde la tolerancia, incluyendo medidas disuasorias y de manejo, hasta la erradicación absoluta de la especie en cuestión. Las medidas necesarias para el control de plagas, pueden ser aplicadas dentro de un plan o estrategia que implique un manejo integral de plagas.
En cualquier caso, lo mejor es la prevención y si no es posible, porque a veces no lo es, cuanto antes se ataje el problema, mejor. Menores daños y molestias y mayor facilidad y efectividad.