Saunas e impacto energético en el hogar

Sauna

Tener una sauna en casa suena a verdadero lujo, pero cada vez más gente se lo está planteando. Lo mejor es que no hace falta mucho espacio. Las hay pequeñas, prácticas y pensadas para espacios normales. La parte que sí puede darte respeto es el consumo de energía. Porque claro, una cosa es relajarte 20 minutos y otra es llevarte un susto cuando llega la factura. Pero si lo tienes todo en cuenta desde el principio, instalar una sauna en casa puede ser más fácil y más razonable de lo que parece.

Vamos a ver qué tipos de saunas existen y, si te decides por alguna, cómo hacer que no te arruines en la factura de la luz.

 

Qué tipos de saunas hay y cuál consume menos

No todas las saunas funcionan igual, ni todas gastan lo mismo. El consumo depende del sistema de calor, del tamaño, del aislamiento que tenga y del uso que le des. Hay tres tipos que se ven más a menudo en viviendas particulares:

  1. Sauna finlandesa (seca, tradicional):
    Es la típica sauna de madera con bancos, donde hay una estufa (eléctrica o a leña) que calienta piedras volcánicas. El calor es seco, la temperatura ronda los 80 a 100 °C y el tiempo dentro suele ser corto, entre 10 y 15 minutos por sesión.
    Consumo medio: unos 6 a 9 kWh por hora, dependiendo del tamaño y la potencia de la estufa.
  2. Sauna de infrarrojos:
    No calienta el aire, sino el cuerpo directamente mediante paneles que emiten radiación infrarroja. La temperatura interior es más baja (alrededor de 40 a 60 °C), pero se consigue una sudoración profunda igual de efectiva.
    Consumo medio: entre 1 y 3 kWh por hora, mucho más bajo que la finlandesa.
  3. Sauna de vapor o baño turco (menos habitual en viviendas):
    Utiliza un generador de vapor que mantiene una humedad alta. Es más exigente en mantenimiento y ventilación, así que no suele ser la primera opción en casas.
    Consumo medio: alrededor de 5 a 7 kWh por hora.

Si buscas ahorro energético, la sauna de infrarrojos es la que menos gasta. No tiene tiempos largos de calentamiento, se puede usar en sesiones cortas y puedes enchufarla en cualquier toma de corriente sin necesidad de una instalación especial. A cambio, la experiencia es diferente, así que también depende de lo que te guste.

 

¿Cuánto se nota en la factura de luz?

Para que te hagas una idea realista, pongamos que usas la sauna tres veces por semana durante 30 minutos. Aquí va un cálculo estimado con precios eléctricos de mercado medio (alrededor de 0,20 €/kWh):

  • Sauna finlandesa:
    Si consume 7 kWh por hora, en media hora serían 3,5 kWh.
    3,5 kWh × 3 sesiones × 4 semanas = 42 kWh al mes
    42 × 0,20 € = 8,40 € al mes
  • Sauna de infrarrojos:
    Si consume 2 kWh por hora, en media hora serían 1 kWh.
    1 × 3 sesiones × 4 semanas = 12 kWh al mes
    12 × 0,20 € = 2,40 € al mes

Como ves, tampoco es una locura. Incluso con la sauna finlandesa, el gasto mensual puede ser asumible si se usa con cabeza. Ahora bien, si te tiras dentro todos los días, la cosa cambia. Por eso conviene que seamos un poco conscientes…

 

Qué tener en cuenta al instalarla para no disparar el consumo

Al instalar una sauna, hay que pensar bien dónde va, cómo va a funcionar y qué condiciones hay a su alrededor. Esto es lo básico que tienes que saber:

  1. Aislamiento:
    Cuanto mejor aislada esté, menos calor se escapa y menos tiempo necesita para alcanzar la temperatura adecuada. Esto reduce el consumo eléctrico. La madera de buena calidad y las puertas bien selladas marcan la diferencia.
  2. Tamaño ajustado al uso real:
    No hace falta una sauna para cinco personas si solo la vas a usar tú o tú y tu pareja. Cuanto más grande, más cuesta calentarla. Si eliges un tamaño adecuado, te ahorras energía desde el minuto uno.
  3. Tiempos de calentamiento:
    No la pongas media hora antes si no hace falta. La mayoría de saunas de infrarrojos se calientan en 10 minutos. Las finlandesas tardan más, pero tampoco hace falta tenerlas encendidas media vida. Usa un temporizador o programador para no pasarte.
  4. Ventilación y humedad:
    No abras la puerta cada dos minutos. Cada vez que lo haces, el calor se escapa y el sistema trabaja más. Y si la ventilación de la sala está bien pensada, también evitarás que se formen humedades que luego tengas que arreglar.

 

Cómo equilibrar el consumo en casa si quieres usar la sauna sin preocupaciones

Si vas a tener un gasto extra por la sauna, puedes reducir por otros lados para poder usarla sin remordimientos:

  1. Bombillas LED en toda la casa:
    Ya no son caras, duran más y gastan hasta un 80 % menos que las antiguas incandescentes o halógenas. Es lo más fácil y rápido para reducir consumo.
  2. Electrodomésticos en modo ECO:
    Lavadora, lavavajillas, horno… muchos tienen ya programas más eficientes. Tardan más tiempo, pero gastan menos energía. Y si aprovechas las horas valle, más todavía.
  3. Apagar lo que no usas:
    Parece obvio, pero muchos dejan luces encendidas, cargadores enchufados y televisores en stand-by todo el día. Todo eso suma. Un ladrón con interruptor te puede ayudar.
  4. Revisar el aislamiento:
    Si vives en una casa mal aislada, el aire acondicionado y la calefacción se van por las paredes. Mejorar ventanas o sellar rendijas puede compensar lo que uses en la sauna con creces.
  5. Contratar una tarifa que te convenga:
    Hay tarifas con discriminación horaria. Si sabes que vas a usar la sauna por la noche o el fin de semana, eso puede ayudarte a pagar menos.

 

Lo que dicen los fabricantes de saunas sobre el consumo energético

Desde Saunas Luxe, una empresa que lleva años fabricando saunas finlandesas en Ávila, aseguran que el problema no es la sauna en sí, sino cómo se usa y cómo se instala. Dicen que el aislamiento es lo primero que revisan cuando alguien quiere poner una en casa, porque una instalación mal hecha puede duplicar el gasto sin que te des cuenta.

También insisten en que el tamaño influye mucho. Hay personas que compran una sauna más grande de lo que necesitan, pensando en que algún día la usarán con amigos o familia, y al final la usan solos, pero gastan como si estuvieran cinco. La recomendación de ellos es que, si la sauna va a estar en una vivienda habitual, se elija un modelo adaptado al uso real, bien aislado, con buen cierre en la puerta y que tenga termostato y temporizador.

En su experiencia, los usuarios que usan la sauna de forma regular suelen adaptarse muy bien a los hábitos energéticos necesarios para no pasarse de consumo. Y también apuntan a que si se combina con autoconsumo solar (aunque sea parcial), el impacto en la factura se reduce bastante.

 

Sí que puedes tener una sauna sin arruinarte en la factura

Tener una sauna en casa no tiene por qué ser un capricho disparatado. El secreto está en planificar. No esperes a tenerla puesta para preguntarte cuánto te va a costar. Piensa en el uso que le vas a dar, el tamaño que necesitas, la tarifa eléctrica que tienes y cómo puedes ahorrar en otros aspectos del hogar. Si lo haces así, no solo podrás disfrutarla sin sobresaltos, sino que además estarás mejorando la eficiencia general de tu casa.

Y al final, tener un espacio donde puedas relajarte, desconectar y cuidar de ti mismo también es una forma inteligente de invertir en tu bienestar sin dejar de tener en cuenta lo que pagas cada mes.

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