Es bastante complicado hacer que una empresa funcione porque esto va a depender de una serie muy grande de factores. Es necesario tener una gran idea y que nos pueda diferenciar de la competencia, pero es que, después, hay que hacer que se conozca a través de las diferentes técnicas de marketing. Y muchas veces ni siquiera aún así es suficiente. Tener en cuenta todas las herramientas con las que contamos y saber sacarles el mejor de los rendimientos es, sin duda, lo que nos puede acercar más al éxito. Por tanto, hay que conocer de primera mano cómo trabajamos y cuáles pueden ser nuestras alternativas para mejorar el proceso y reducir los costes fijos, que son los que muchas veces entorpecen las cuentas.
Esta es la realidad en cualquier tipo de negocio, con independencia de que sea más grande o más pequeño. El control de esos costes fijos se hace muy necesario en todos los casos porque se trata de un elemento del que prácticamente no vamos a poder desprendernos. Todos los negocios siguen necesitando un espacio físico en el que trabajar (de lo que se desprende la necesidad de pagar un alquiler o asumir la compra de un inmueble) y personas que dediquen 40 horas a la semana a su desarrollo (para lo cual se debe abordar el pago de salarios). Pero tampoco podemos olvidar que los costes variables siguen ahí y que, si no se controlan, pueden ser tan dañinos como los primeros.
¿De qué manera se pueden controlar los costes fijos y variables en el seno de un negocio? Es evidente que es imprescindible tener unos conocimientos en materia contable y financiera para tener controlado este asunto. Vamos a presentaros las opciones que nos plantea el profesorado del ciclo formativo de Administración y Finanzas de Formatic Barcelona, un ciclo en el que hay espacio para la gestión financiera, logística, de recursos humanos y comercial de la empresa así como para la simulación empresarial. Estas son las cosas que comentan que pueden ser necesarias para alcanzar un objetivo como el que plantea la pregunta que encabeza este párrafo.
La mejora tecnológica
Es un aspecto que nos permitirá reducir los dos tipos de costes, tanto los variables como los fijos. En relación a los primeros, hay que decir que la tecnología que se usa a día de hoy en el ámbito industrial, por ejemplo, está pensada para que consuma la menor cantidad de materias primas posibles sin reducir la productividad. Y, además, la maquinaria con la que se suele operar suele estar más preparada que la antigua para evitar posibles roturas y que de ese modo no se detenga la producción a causa de ningún impreviso o incidente. La fiabilidad es un factor que sigue desarrollándose con la tecnología y apostar por ella es hacerlo por la seguridad y la certidumbre.
En lo que tiene que ver con los costes fijos, hay que destacar que la inclusión de mejoras tecnológicas puede hacer posible que, en una entidad, la cantidad de fuerza humana que se requiera sea menor, lo cual reducirá el pago de salarios. Esto no quiere decir necesariamente que haya que realizar despidos, sino que nos puede permitir no ampliar la plantilla cuando se asuma una productividad mucho más grande o no realizar reemplazos cuando haya bajas por enfermedad, personas que abandonen la empresa por decisión propia o jubilaciones. El coste económico derivado de la fuerza humana de trabajo es uno de los más grandes que tiene que asumir una empresa, especialmente si es grande, y como mínimo debemos tenerlo controlado
Mejora del aislamiento
Estamos hablando de un asunto que va a tener una influencia muy grande en lo que respecta a los costes variables. Teniendo en cuenta que se ha producido un aumento en el coste de los suministros de un tiempo a esta parte, parece lógico pensar que las empresas, al igual que los particulares, se hayan tenido que buscar la vida para intentar reducir el coste que tiene que ver con las condiciones térmicas en las que se encuentra el lugar. Y una de las cuestiones a las que han tenido que recurrir para ello es el fomento de una mejora en el aislamiento (especialmente térmico, claro, aunque también acústico) de los espacios de trabajo.
La mejora del aislamiento permite que no tengamos que depender tanto de un suministro como el gas. Si conseguimos que en invierno no nos entre demasiado frío y que en verano el calor no haga lo propio, conseguiremos gastar menos en calefacción y aire acondicionado, lo que sin duda se traducirá en una factura mucho más asumible y que ese dinero que no hemos gastado lo podamos invertir en otra cosa y en que la empresa, en términos generales, tenga la posibilidad de tener un colchón económico para cuando la situación lo requiera. Siempre es inteligente pensar en esto porque la situación no va a ser buena durante toda la existencia del negocio. Habrá ciclos mejores y peores, como sucede en la economía en general.
Más capacidad de previsión
Cuando se tiene una capacidad de previsión desde las oficinas centrales a los puntos de venta (en caso de que vuestra organización sea así, claro) hay que tener claro que es necesaria una capacidad de prever cuáles pueden ser los envíos. Establecer un pedido automático para que en los puntos de venta se pueda anticipar lo que se puede vender en base a una serie histórica es algo que va a repercutir de manera positiva en la eficiencia de los procesos y en el hecho de que no haya que realizar dobles envíos, que es algo que puede hacer que los costes originados por el transporte se disparen).
Una flota de garantías
En el caso de que nuestra empresa sea como la que describíamos en el párrafo anterior, es importante que contemos con una flota que sea de garantías. Si los vehículos con los que contamos son de calidad y modernos, la cantidad de errores o averías que van a sufrir van a ser menores, lo que va a hacer posible, casi con total seguridad, que nos rebajen el precio de los seguros que tengamos asociados a ellos. Ya sabéis que los vehículos antiguos muchas veces dan problemas, así que si queremos entregar nuestra mercancía a un cliente o a un punto de venta en tiempo y forma, debemos tener mucho cuidado con este tema.
A causa de todas estas cosas de las que estamos hablando, muchas empresas han conseguido reducir su gasto. Hay una noticia publicada en la web de El Economista que indica que el 57% de las empresas que recortaron gastos en 2024 se arrepiente de hacerlo… pero hay que mirar esa noticia con perspectiva, como ocurre con todo en esta vida. Reducir gastos se puede hacer de muchas maneras, algunas que son óptimas y otras que no. Siguiendo las que os hemos indicado, realmente creemos que no habría demasiadas empresas que se arrepintieran de haber reducido ese gasto porque no va a afectar a su productividad. Pero si hay otros negocios que han reducido costes de servicios que son fundamentales en su empresa e inseparables de la misma, pues claro que habrá habido espacio para el arrepentimiento.
Las grandes empresas, que son las que tienen mayor capacidad para resolver este tipo de asuntos, siguen constituyendo una minoría en cuanto a número en España (apenas son un 5% del total) pero hay que decir que suponen el 53% de empleo y el 66% de los ingresos que se generan en el interior de nuestras fronteras. Esta información, que fue publicada por el diario La Razón, está actualizada a junio de 2023, pero es evidente que no ha cambiado mucho desde ese momento hasta ahora.
Casi todos los días, las personas que se encuentran al mando de una empresa tienen que tomar decisiones que vayan encaminadas a mejorar su productividad o a reducir algún gasto. Y es cierto que, atacadas por la falta de humanidad de los números, no saben muy bien por dónde meter la tijera. Es importante que se tenga una idea muy clara respecto a cuáles son las cosas que nos pueden permitir ahorrar sin que eso afecte a nuestra productividad o a la calidad de nuestros productos y servicios. No se trata de recortar por recortar, sino de hacerlo por un bien común a toda la empresa.
Como es lógico, no todo el mundo está preparado para tomar ese tipo de decisiones. Es imprescindible que sepamos valorar posibilidades de éxito y peligros en cada medida para poder anticiparnos a lo que vaya a pasar. Si lo hacemos, esas decisiones serán fruto de pensamientos e ideas bien fundamentadas. Y, cuando eso es así, no cabe ninguna duda de que estaremos mucho más cerca del éxito empresarial y de la obtención tanto de beneficios económicos como de popularidad, algo que no es fácil conseguir pero que tampoco es, ni mucho menos, imposible.


