Las energías renovables son sin duda el futuro. La mejor forma de ahorrar en unos tiempos donde el gas o la luz se han puesto en cifras astronómicas. Yo trabajo en una residencia de ancianos en Barcelona y después de comprobar los múltiples beneficios que supone cambiar el sistema de calefacción, no tuve otra que reunirme con mis superiores y comentarles esta posibilidad.
La noticia me llegó a través de la prensa. Un día en el periódico ponía que una residencia de ancianos ahorrarría 18.600 euros anuales gracias a la biomasa. Los ojos se me hicieron chibiritas, y analicé a fondo la cuestión. Uno de los dueños de la residencia lo decía bien claro, “el coste actual del gas propano asciende a 26.000 euros al año, y con el hueso de aceituna desciende hasta 7.400 euros, lo que representa un ahorro de 18.600 euros”. En este caso era una residencia de Cáceres, pero yo lo extrapolé a una residencia de ancianos en Barcelona donde los gastos suelen ser mayores, y las cantidad ahorrada, aumentaba.
La intención fue cambiar todo el sistema de calefacción a biomasa. De esta manera, el combustible a emplear es el hueso de aceituna, que se suministrará mediante un camión que suministra el material granulado, que para que nos hagamos una idea, viene a ser como el que se emplea para los piensos animales. Esta es una de las razones por las cuales todo se abarata.
Este biocombustible es muy abundante y económico y permite cubrir el consumo actual de la residencia, que es de 600.000 kWh/año. A mi jefe le puse los números encima de la mesa: la inversión se amortizará en un plazo de tres años. Aunque si estamos atentos a las posibles subvenciones, se podría hacer en solo dos.
La idea es instalar una caldera Fröling P4 de 100 MW, que sustituirá por completo a las dos calderas de gas que tenemos en la actualidad, quedando en reserva únicamente una de ellas, por seguridad ante cualquier circunstancia.
Además, otras de las ventajas es que el rendimiento garantizado de la caldera es del 94%, las emisiones de humos son imperceptibles, se reducen las emisiones de CO2 en 79.000 kg/año y las de óxidos de azufre (SO2) en 535 kg/año. Así que además de ahorrar dinero, podemos estar tranquilos, porque apenas contaminamos a la maltrecha capa de ozono.
La biomasa está llegando a muchos lugares y tiene una gran variedad de clientes. Según decía la noticia, un balneario, una quesería, un colegio público, una universidad en Valladolid e incluso el Ayuntamiento, una piscina climatizada, una comunidad de propietarios o pisos tutelados son algunos de los ejemplos que podemos encontrar.
En nuestro caso hemos apostado por el hueso de aceituna como motor de la residencia, pero son muchas las energías alternativas que están saliendo al mercado. Ahora mismo que me vengan a la cabeza, recuerdo la de pellets de madera, que se fabrican mediante prensado de serrín donde la propia lignina hace de aglomerante, o las cáscaras de piñón, muy empleadas en la zonas de Segovia y el sur de Valladolid donde predomina este material.
La verdad es que la inclusión de la biomasa en esta residencia de ancianos de Barcelona puede suponer un cambio drástico en todos los conceptos. Suponemos que seremos los primeros en hacerlo en nuestra ciudad, pero no los únicos. Tiempo al tiempo.